Melodrama Para Perder
“Hace décadas, en un pequeño reino, una poderosa organización tenía un plan para tomar el poder: era el plan Hipopótamo; también tenía otro plan, el Collar; y otro más, el Tatú y otros muchos, muchos planes más; planes de ocasión. Pero como todo es negociable...
Ahora, uno de aquellos jefes históricos gobierna el pequeño reino desde su quincho.
Cualquier similitud en esta historia con hechos y personajes reales no es ninguna coincidencia aunque sí una desgracia.”
Personajes:
Elustroso Felando Huidizo
Julius Marxenbaldes
Pepus Musticia
Lucrecia Laintrigansky
Malvicio Rostrostone
Rufus (espectro)
Rufito (hijo de... el espectro)
Centinelas: Bienblando y Mancebo
ACTO I
Escena primera
(En un amplio quincho, escasamente iluminado, Pepus y Lucrecia toman mate y escuchan una radio que transmite canciones populares; Julius camina con el Manifiesto en la mano y murmura; arrastrándose, entra en escena Elustroso)
Elustroso:
La vamos a encontrar; ¡la vamos a encontrar! Por más que se nos vuelva aguja en un pajar.
Lucrecia:
¿Ta cantando el Elustroso, Pepus?
Pepus:
No es de ahora, vieja.
Lucrecia:
Esa canción me suena, Pepus... pero no es lo que está de moda en la radio.
Pepus:
¡Elustroso! ¿Qué hacés, hermano?
Elustroso:
Estoy buscando una cosa, Pepus. La vamos a encontrar...
Pepus:
¿Se puede saber qué es, Elustroso?
Elustroso:
La estrategia, Pepus; la estrategia. Nos quedamos sin estrategia pero la vamos a encontrar.
Pepus:
¿Pero así, compañero? ¿Arrastrándose por el suelo le parece que la va a encontrar?
Elustroso:
Es la costumbre Pepus; años de costumbre.
(Entra en escena Julius, dando gritos y con una actitud destemplada)
Julius:
¡Lucha armada, lucha armada! ¡Pólvora, revolución, granada!
(Pepus ceba otro mate a Lucrecia y, enarcando las cejas, comenta por lo bajo)
Pepus:
Tibio y lavado...
Lucrecia:
¿El mate? Si recién lo preparé Pepus.
Pepus:
No vieja, no. Como te digo una cosa te digo la otra.
Lucrecia:
No entiendo, viejo.
Pepus:
Ya sé, Lucrecia; no importa.
Elustroso:
¡Julius! ¡Julius! El imperio se ha vuelto más agresivo; debemos aguardar que el proletariado asuma su papel en los países centrales.
Julius:
¡Lucha armada! ¡Lucha armada! ¡piedras, bazucas, granadas!
Pepus:
Ta dado vuelta...
Lucrecia:
Viejo; ¡te dije que recién lo preparé! ¿No me entendés?
Pepus:
¡No-ha-blo-del-ma-te! Traé unos bizcochos, Lucrecia, y no hay apuro; tomate tu tiempo.
(Lucrecia hace mutis por el foro)
Pepus:
¡A ver, ustedes dos! ¿Qué carajo les pasa?
Julius:
¡Hay que tomar el poder! ¡Lucha armada! ¡miguelitos, molotovs, granadas!
Elustroso:
El poder también puede ser des-construido... Aunque si vamos a tomar algo me anoto.
Pepus:
(susurrando)
Es lo que hay, valor...
(Fin de la primera escena)
Escena segunda
(Entra Lucrecia con una bolsa de bizcochos; Julius hace malabarismos con tres granadas)
Lucrecia:
¡Pepus! ¡¿Qué hace Julius?! Vamos a volar todos por el quincho.
Pepus:
No te preocupes vieja; dice que ya las probó y no funcionan.
Lucrecia:
Viejo, sé que parece mentira pero cada vez entiendo menos.
Pepus:
Dice que se está entrenando.
Lucrecia:
Pensar que antes íbamos a Libia y lugares así.
Pepus:
Viejita... andá a dar una vuelta por la quinta. Y no hay apuro; tomate tu tiempo.
(Lucrecia, otra vez, hace mutis por el foro)
Pepus:
¡Elustroso! Vení, arrimate un poco.
(Arrastrándose, Elustroso llega a los pies de Pepus)
Pepus:
Voy a confesarte algo, hermano, mientras el Julius acciona.
¿Sabés que todas las noches sueño y me despierto sudando y agitado en la catrera y después me cuesta un disparate dormirme de vuelta?
Elustroso:
A mí me pasa lo mismo, Pepus. Pero el mío es un sueño recurrente. ¿Con qué soñás, Pepus?
Pepus:
Depende, hermano, depende. Como sueño una cosa sueño la otra pero después me despierto y no hay caso; no puedo volver a pegar un ojo.
La otra noche, por ejemplo, soñé con Saravia.
Elustroso:
¡Aparicio! Debe ser una señal, Pepus.
Julius:
¡Aparicio! ¡Aparicio! ¡Lucha armada! ¡A las cuchillas, sable en mano, granadas!
Pepus:
Me está empezando a caer pesado...
Elustroso:
Dejalo; es puro método y lo que necesitamos es estrategia. Hablame de Aparicio.
Pepus:
¡Ma qué Aparicio ni qué ocho cuartos! Soñé con el que era senador y de repente resultaba que llegaba a presidente, Elustroso; ¿Te das cuenta? No pude dormir más.
Elustroso:
Ta jodido... ¿Y qué más soñaste?
Pepus:
A veces sueño que me cagaron a tiros.
Elustroso:
Los sueños sueños son...
Pepus:
(mirando hacia Elustroso con cierta molestia)
Otras veces sí que tengo pesadillas; sueño con Rufus. Sueño que aparece y me mira; serio, me mira.
Elustroso:
¿Y te habla?
Pepus:
Dice no me entrego; no me entrego.
(Silencio)
Elustroso:
Yo te entiendo Pepus. ¿Puedo contarte el sueño recurrente?
Pepus:
Contame.
Elustroso:
Sueño que voy a una tienda de mascotas.
Pepus:
¿Estás con resaca, Elustroso?
Elustroso:
Imposible, Pepus; para tener resaca hay que parar de tomar y yo...
Pepus:
¿Pero qué carajo es eso de la tienda de mascotas?
Elustroso:
Dejame contarte, Pepus. Voy a una tienda de mascotas y pregunto si tienen un hipopótamo, pregunto. Me dicen que tienen uno; me lo traen. Cuando lo miro... no sabés, Pepus. ¡Me entró una emoción!
Pepus:
¿Vos estás bien, Elustroso? Me parece que no quedaste bien.
Elustroso:
Escuchame. Cuando veo el hipopótamo casi lloro; era enorme, precioso. Hasta un collar tenía; un collar con cuentas de colores. Dije: ¡Me lo llevo!
Julius:
¡Rinocerontes! ¡Rinocerontes! ¡Lucha armada! ¡Tatú, insurrección, granada!
Pepus:
Por qué mierda habrá dejado la carpintería...
Elustroso:
Escuchame a mí, Pepus. Me lo llevé; salió carísimo pero yo dije: después se lo vendo a cualquiera y me hago unos mangos en el pasamano pero mientras, Pepus... ¡Pepus! No sabés.
Pepus:
Hacela corta, Elustroso.
Elustroso:
Yo me subía al hipopótamo y desfilaba por 18; la gente desde los balcones y las veredas me aplaudía, me ovacionaba, me arrojaba flores, guirnaldas y así, bajo palio, llegaba hasta la estatua de Artigas; me bajaba del hipopótamo y me subía a babuchas de Don José, me subía.
Pepus:
¿Y el hipopótamo?
Elustroso:
Se lo cambié a un blandengue que bajaba la bandera; me dio una petaca.
Pepus:
¿Y el collar?
Elustroso:
Me lo tuve que meter en el culo pero qué importa; a esa altura... Digo: desde esa altura.
Pepus:
¿Y después?
Elustroso:
Después me bajaba; ¡pero la plaza estaba tan florida!
Pepus:
Andá a la quinta a ver si encontrás a la Lucrecia; y tomate tu tiempo; o lo que quieras... no hay apuro.
*
Acto II
Escena primera
(Entra Lucrecia seguida , al rastro y al rato, por Elustroso)
Lucrecia:
¡Pepus! ¡Viejo! Los centinelas han visto una sombra; han visto...
Pepus:
La cagué; el Elustroso los convidó con algo.
Lucrecia:
No, Pepus, te juro; yo no vi nada pero los centinelas...
Pepus:
¿Qué vieron esos?
Lucrecia:
Dicen que una sombra; un espectro.
Julius:
¡Lucha armada! ¡Lucha armada! ¡Comunismo, liberación, granadas!
Pepus:
Dale al Julius una que explote... pero antes decime algo, en serio: ¿Elustroso los convidó con algo?
Lucrecia:
¡Pepus! Elustroso va cuando yo vine; se arrastra. ¡Lo sabés, viejo!
Pepus:
¡Llamá a los centinelas! Y andá a preparar algo pa la cena; tomate tu tiempo. No hay apuro.
Lucrecia:
¿No te interesa escuchar lo que me dijeron?
Pepus:
Andá a hablar con Julius; tomate un rato. No hay apuro, dije. Si no querés cocinar llamá al delivery, llamá.
Lucrecia:
No entiendo...
Pepus:
Andá Lucrecia; andá.
(Lucrecia, una vez más, hace mutis por el foro)
(entran dos centinelas: Bienblando y Mancebo)
Bienblando:
¡Eminencia! ¡eminencia! ... ¡He; minencia! ¡Musticia!
Pepus:
¡Santo y seña!
Centinelas a coro:
¡Tatucera y torta frita!
Pepus:
(susurrando)
Solo yo...
(gritando)
¡Por el culo y servilleta!
Mancebo:
Eminencia; hemos visto una sombra...
Pepus:
Soy todo oídos; díganme...
Centinelas a coro:
Me... ¡mee!
Pepus:
¿¡Me están jodiendo!?
(entra Lucrecia)
Mancebo:
Eminencia; con respeto. Hemos visto un espectro.
Lucrecia:
Sería Elustroso, sería.
Pepus:
¿Que han visto qué?
Centinelas a coro:
¡Un espectro! ¡un fantasma!
Julius:
¡Lucha armada! ¡lucha armada! ¡Recorre el mundo! ¡organización, internacional, granada!
Pepus:
¡Basta! ¡basta! Lucrecia: hacé lo que te pido; y si no... mutis por el foro.
Lucrecia:
¿Y yo qué hice?
Pepus:
Y vos: ¡Julius! Dejate de joder que la cosa está salada.
Julius:
(totalmente fuera de sí y blandiendo el Manifiesto)
¡Lucha armada, lucha armada! ¡mueran Gramsci y Feuerbach!; Hipótesis, tesis y antítesis. ¡Al brumario Bonaparte! Ho Chi Min y Tao Te King... muera Moscú; muera Pekin; muera Cuba, por las dudas, y también muera Fidel. ¡Lucha armada, lucha armada, chau Pinela y la ortodoxia! Y si sobran otras cosas... ¡lo que falta es por hacer! ¡Lucha armada, lucha armada! ¡A la guerra, a la bomba, a la granada!
(jadea)
Pepus:
Lo único que me falta es que ahora aparezca Malvicio y estamos todos.
*
Acto III
Escena primera
Pepus:
A ver, centinelas; díganme qué vieron; con calma y de a uno.
Bienblando:
Un fantasma, eminencia.
Mancebo:
Para mí que era un espectro.
Bienblando:
Sin embargo tenía forma de fantasma, tenía.
Mancebo:
Era un espectro, Bienblando.
Pepus:
Si era bien blando entonces era un fantasma.
¿Qué hacía?
Centinelas a coro:
Miraba para el quincho y se agarraba la cabeza.
Pepus:
¿Y tenía aspecto reconocible?
(Bienblando y Mancebo se miran y dudan)
Pepus:
¡Respondan! ¡No sean nabos!
Centinelas a coro:
Igualito al Rufus, eminencia; igualito.
Pepus:
¡Salgan y vigilen!
(susurrando y tomándose la cabeza con ambas manos)
Agarrate Catalina...
(Fin de la primera escena)
Escena segunda
(Anunciándose, con las palmas, ingresa al quincho Malvicio Rostrostone)
Malvicio:
Que qué hacés, Pepus ¿co cómo andás?
Pepus:
Mal pero acostumbrado; viniste sin avisar, Malvicio.
Malvicio:
¿Mal mal momento?
Pepus:
No... ¡bárbaro! Ahí tenés al Julius en acción directa; la Lucrecia en babia, como siempre; el Elustroso haciendo surcos por ahí y de remate los centinelas me dicen que vieron un fantasma igualito al Rufus, igualito. Y ahora llegaste vos. Falta que aparezca Danilus con algún impuesto nuevo y otro video en interné y cartón lleno.
Malvicio:
Yo yo venía para mostrarte el libro que que acabo de terminar, Pepus.
Pepus:
¿Otro cuento más, Malvicio?
Malvicio:
No es cuento, Pepus. Es puro teatro.
Pepus:
Si lo escribiste vos da lo mismo, Malvicio. ¿Cómo se llama?
Malvicio:
Los ilícitos económicos en en clave Morse y las las volteretas afuera de un aljibe.
(reptando, entra Huidizo; atrás Lucrecia... es tan lenta...)
Elustroso:
Sé que no me van a creer pero afuera hay una sombra; un espectro. Un fantasma.
Lucrecia:
Se multiplican, Pepus. ¡Se multiplican!
(Pepus mira a Lucrecia de una manera lastimosa)
Lucrecia:
Ya sé; me voy.
(Otra vez más, Lucrecia hace mutis por el foro)
Julius:
¡Gigante bobo! Gigante bobo! ¡Lucha armada, lucha armada! ¡honda, chumbito, granada!
Pepus:
¡Los tres!; vayan a tomar algo; no se les ocurra volver enseguida.
(Velozmente, incluso Huidizo, que se contorsiona, hacen mutis por el foro con rostros de satisfacción)
Pepus:
(a solas y en un susurro)
Voy a llamar a Rufito para que encare a la sombra; espero que le dé la nafta, espero.
*
Acto IV
Escena primera
(afuera del quincho aguardan centinelas; salen Pepus y Rufito que ha llegado rapidito)
Centinelas a coro:
¡Eminencia, eminencia! Ya se acerca la presencia.
(aparece la sombra; con un gesto llama a Rufito; éste acude; donde lo llaman, acude)
Rufito:
¡Papi, papi del alma!...estás hecho un espectro.
Rufus:
Hijo... hijo de... vos estás hecho un fantasma. Y ellos... ellos, son innombrables.
Rufito:
Así les llamaban antes, papi.
Rufus:
He venido hasta aquí porque ha llegado la hora de la venganza; deberás elegir si renuncias a mí, definitivamente o, en cambio, serás mi instrumento.
Rufito:
Papi, todos me piden lo mismo; yo así no puedo.
Rufus:
¡Callate y escuchá!
Rufito:
¿Viste? Todos me dicen lo mismo; yo así no sé.
Rufus:
¡Basta! Es hora que asumas tu papel; deberás poner mucha energía en esta industria.
Rufito:
Bueno, yo en los papeles estoy en industria y energía.
Rufus:
No hables más, te lo pido; sólo escuchame y hacé exactamente lo que te voy a decir.
(Rufito asiente; está preparado para eso. Pepus y los centinelas observan a la distancia sin oír el monólogo que acontece)
(Fin de la primera escena)
Escena segunda
(Rufito se acerca a Pepus con semblante confuso)
Pepus:
¿Decime, Rufito... ¿era él?
Rufito:
Mismo...
Pepus:
¡¿Qué te dijo?! ¡Decime!
Rufito:
Que las papas queman, que meta huevo, que la revuelva y que haga algo.
Pepus:
Carajo... ¿Y qué vas a hacer?
Rufito:
No tengo otra alternativa que seguir su consejo.
Pepus:
¿Nos dejás, Rufito?
Rufito:
Y sí; me voy a casa a hacer la tortilla que me pidió papá. Nos vemos mañana.
Pepus:
(en un casi inaudible susurro)
No sos normal...
*
V y último Acto
Escena primera
(Los centinelas permanecen afuera; Pepus se halla otra vez en el quincho; han regresado Huidizo, Julius y Malvicio; ingresa Lucrecia con la cena pronta)
Lucrecia:
¡A la mesa! Vamos que se enfría.
Pepus:
¿Qué preparaste, Lucrecia?
Lucrecia:
Para vos y para mí una pulpita jugosa; para el resto falda pero les decimos que es asado y ya está.
(Se acercan Huidizo, que se instala a los pies de Pepus; Julius y Malvicio, que toman asiento a los lados; Pepus ocupa la cabecera; Lucrecia sirve la comida y toma su lugar frente a su esposo)
Elustroso:
¡La encontré! ¡la encontré!
Pepus, Julius y Malvicio a coro:
¡¿La estrategia?!
Elustroso:
No; la carne. Entre la grasa y los huesos la encontré; ¡La encontré!
Pepus:
(Con su rostro ensombrecido y luego de un largo silencio, cosa rara, dice)
Hagamos un pacto.
Lucrecia:
¿No estaba hecho hace rato?
Pepus:
Terminá de comer y andá a lavar los platos; dejame con estos tres que tenemos que hablar en serio.
(La cena transcurre en silencio; finalmente Lucrecia hace mutis por el foro, por última vez)
Pepus:
Escúchenme los tres; hay que refundar el reino; si nos tenemos que tragar sapos y abrazarnos con las culebras no importa. Necesito alguien que se encargue de hacer un plan.
Elustroso:
¡A mi juego me llamaron! Me ofrezco como voluntario, Pepus.
Pepus:
Tenés cuarenta y ocho horas; ¿tenés claro lo que quiero, hermano?
Elustroso:
¡Un plan! ¡un plan para refundir el reino!
Pepus:
¡Huidizo!; dije refundar, no refundir.
Elustroso:
Ah... paso.
Pepus:
Andá a tomar aire, Elustroso; no hay apuro para nada. Tomate tu tiempo.
Elustroso:
Me llevo la botella, me llevo.
(Huidizo se dirige hacia el exterior; al llegar afuera dice, en voz alta, a los centinelas)
Elustroso:
¡No disparen! Soy Huidizo...
Centinelas a coro:
El que toma y no convida tiene un sapo en la barriga.
Elustroso:
Ni en pedo; la yatebo en mía.
Centinelas a coro:
Recibirás tu merecido.
(Dicho esto pisan, patean y escupen los restos de Huidizo y huyen hacia la oscuridad; la Sombra observa y sonríe)
(Fin de la primera escena)
Escena segunda
(En el quincho, Pepus, Julius y Malvicio, discuten acaloradamente)
Pepus:
¡Yo soy un derrotado por Harvard pero no me banco la idea de que el Saravia llegue a presidente y menos que menos que el que te dije vuelva en el 2014; ¡Quiero un plan!; los escucho.
Malvicio:
Ha hablá con La La Larañaba y y hacemos el frente gra grande, hecemos.
Julius:
¡No! ¡no! Tenemos que volver a las fuentes. ¡Lucha armada! ¡lucha armada! ¡dialéctica, insurrección granada!
Malvicio:
E esa película ya la vimos, Julius. Ahora te tenemos que ser tácticos, tenemos.
Julius:
¡Armas tácticas! ¡armas tácticas! ¡tecnología, face buk, granada!
(Pepus mantiene su cabeza contra la mesa y se la agarra a dos manos; la cabeza)
Malvicio:
¡No Ju Julius! El arma es es la cultura, la hege hegemonía.
Julius:
¡Reformista! ¡reformista! Tu cultura es la revista; ¡documentos, documentos! ¡coordinador, clandestinidad, granada!
Pepus:
(Con el rostro desencajado y con la paciencia agotada, grita)
¡De-jen-sen-de-jo-der! ¡Va-yan-sen-pa-fue-ra! ¡Carajo! ¡Nabos! ¡quiero una solución no más problemas! Tienen media hora pa volver con el plan y si no, ¡no vuelvan!
(Malvicio y Julius hacen mutis por el foro: afuera no encuentran rastros de los centinelas, ni de la estrategia, ni de las soluciones, ni de un plan; sólo unos restos difusos en el piso)
(Fin de la segunda escena)
Escena tercera y última
Monólogo de Pepus:
(puede ser transmitido por radio tres veces al día pero aún así es un monólogo)
Compatriotas, contertulios, compañeros; nos encontramos frente a una coyuntura difícil pero a la vez facilísima. Tenemos que caminar y esperar que aclare para que el camino que esperamos sea claro como la espera que nos aguarda al final del camino que no vamos a andar porque es de sabios quedarse donde uno está cuando no tiene idea ¡de pa-don-de-tie-ne-que-ir! Es simple. No hay dificultad que no podamos superar si nos juntamos todos para seguir separados para que podamos estar unidos ¡más-tem-pra-no-que-tar-de!
Contertulios, compatriotas, compañeros: Lo importante es ¡la-u-ni-dá! Y si pa mantener la unidá nos tenemos que dividir en cien, mil, un millón de-pe-da-zos, ¡lo-va-mos-a-ha-cer!
Nos vienen a convidar a arrepentirnos; ¡a nosotros, contertulios! ¡justo a nosotros! Ya nos hemos arrepentido hasta de habernos a-rre-pen-ti-do y ¡de-e-so-tam-bién!
Nos vienen a convidar a tanta mierda; ¡justo a mí, compatriotas! ¡a Pepus! Ya estoy hasta la coronilla na-dan-do-en-mier-da; pero es el abono de la refundación del reino, compañeros.
(afuera se escucha la detonación de una granada)
(Pepus piensa; todos tienen derecho a equivocarse; hasta Julius)
¡Compañeros, contertulios, compatriotas!
Una luz puntual nos ilumina al final del camino; habrá que pagar la factura, que cada vez es más alta. Pero queridos contertulios, compañeros, compatriotas... qué importa una factura más ¡si-ha-ce-ra-to-que-so-mos-bo-le-tá!
¡Queridos con tertulios, patriotas, ñeros! La patria, la de Artigas, ¡la-va-mos-a-en-con-trar!
Por más que en esas pajas sea cuestión de azar.
Cae el telón
(Pepus continúa hablando, hablando, hablando...)
(Se escuchan sirenas; afuera, una sombra se toma la cabeza y murmura: no me entrego... no se entreguen)
(Otras sombras se multiplican; una a una suman diez; diez a diez, cientos; ciento a ciento, miles)
La Sombra crece; y sonríe.
¿FIN?
Mengueche
Perdonen que yo sospeche
(Puede reproducirse, publicarse, interpretarse, pasarse de mano en mano, de correo en correo, boca o boca u hoja a hoja; siempre citando la fuente: “Mengueche”)
Ablando de oja... Me voy a tomar un Hoja de Otonio, me voy; ya vendrá la primavera ques inesorable, es.